Después del pasado proceso electoral hay dos versiones de los hechos: la que propalan los medios de comunicación masivos, la televisión y la mayoría de la prensa y radio, y la otra, la que difunden las redes sociales y testimonios ciudadanos. En una, el proceso fue limpio e irrefutable y en la otra se denuncian irregularidades en las casillas que ponen en duda la limpieza de las elecciones.
Manuel Fuentes - La Silla Rota
Los medios masivos restaron importancia a los miles de electores que se quedaron sin votar en las 895 casillas especiales que se instalaron en todo el país. El límite de las 750 boletas produjo largas filas, hasta de 3 mil personas, desatención y enojo ciudadano. No se les dio información y en algunos lugares, quienes la pagaron fueron los funcionarios de otras dependencias que carecían de facultades para resolver el problema.
Algunos funcionarios de la PGR habilitados al vapor, como personal de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, que de un día para otro ostentaban camisetas con la leyenda de Fepade estuvieron a punto de ser linchados. A ellos les exigían más boletas y respuestas rápidas a sus reclamos que no pudieron atender.
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